jueves, 22 de diciembre de 2011


¿Por qué no llenar tu vida de sonrisas, alegría y buenas palabras?


Este mundo que nos ha tocado vivir tiene demasiada gente seria. Cuesta a veces sonreír. ¿No sería buena idea asegurarnos la sonrisa?
Ha habido quien lo ha hecho, y con eso ha entrado en el mundo de los sucesos curiosos. Allá por el año 1927, una actriz americana firmó un extraño contrato con una compañía inglesa de seguros. Según este contrato, la actriz debía recibir 50.000 libras esterlinas, un dineral, si en los siguientes diez años perdía… ¿la salud?, ¿el trabajo? No. Sencillamente si a causa de una enfermedad o por cualquier desgracia perdía la capacidad de saber sonreír amablemente.
La sonrisa es un regalo bien agradecido para ti y para los tuyos. La sonrisa es sana. En el plano fisiológico, la sonrisa intensifica la producción de jugos gástricos que benefician la digestión. Ejercita los músculos faciales y reduce la producción de toxinas por su efecto relajante. La risa libera endorfinas cerebrales, estimulantes psíquicos que por su acción en el sistema neuro-vegetativo combaten el estrés. Además, favorece las funciones vitales del organismo al facilitar la
circulación sanguínea.
En el campo
psicológico, la sonrisa reduce el estrés. Disminuye los estados de angustia,
desviando la atención de las situaciones de ansiedad. Aumenta la capacidad de
adaptación a situaciones difíciles. Facilita las relaciones humanas. Ayuda a
controlar la agresividad. Se opone al pensamiento negativo y pesimista de la
sociedad.
La sonrisa es
salud. Las vitaminas fortalecen tu cuerpo, pero una sonrisa fortalece también tu
alma. La risa es contagiosa. La alegría hace llevadera nuestra vida y la vida de
quienes nos rodea.
Una tarde, Dale
Carnegie fue a una ventanilla de correos y el empleado parecía fastidiado.
Carnegie resolvió conquistar la plaza. El funcionario aquel tenía una cabellera
magnífica.
— Daría mucho por
tener los cabellos de usted –observó dulcemente.
La puntería fue
certera. Aquel rostro terriblemente frío se iluminó. Unas palabras amables
obraron el milagro de una sonrisa.
Al contar Carnegie
el caso a unos conocidos, alguien le preguntó qué beneficio había sacado de ese
asunto; a lo que él respondió: "He tenido la satisfacción exquisita de haber
hecho un gesto absolutamente desinteresado, una de esas generosas acciones cuyo
recuerdo sigue brillando en la memoria mucho tiempo después de haber caído en
olvido el incidente que lo provocó".
Cada persona tiene
oportunidades para obrar el milagro de la sonrisa en los demás. La sonrisa no se
compra. Basta con ofrecer un regalo que no vale ni un centavo. El regalo de
escuchar; pero realmente escuchar, sin interrumpir, bostezar, o criticar... Sólo
escuchar. El regalo del cariño; generoso en besos, abrazos y palmadas en la
espalda. El regalo de las notas escritas: "Gracias por ayudarme". O el regalo
del favor, todos los días hacer un favor a alguien que me rodea.
Detalles así pueden
recordarse de por vida y tal vez cambiarla. El regalo de la palabra: "Te ves
genial de rojo, buen trabajo o estupenda comida". Esto puede hacer especial todo
un día.
¿Por qué no llenar
tu vida de sonrisas, alegría y buenas palabras? Así los tuyos dirán: "¿Sabes?,
me gusta reír contigo".
SONRIE.......y hazlo siempre con amor
SONRIE....que el Sonreir es un don de DIOS que te regala para que lo compartas con los
demás
SONRIE.....A TODOS TUS HERMANOS porque la SONRISA ES SALUD y al SONREIR estas dando salud al hermano y tu corazón lo llenarás de alegria y paz
SONRIE SOY MANOLO

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